Los que saben afirman que wordpress tiene muchas más prestaciones.

Pero yo no sé.

He intentado seguir con wordpress pero no me acaba de poner. Así que me paso -vuelvo- a blogger.

http://juanrhi.blogspot.com/

No sé porqué llamar este post automutilación.

Escribir es una terapia, un encuentro con uno mismo. Todo el mundo de mira mal salvo los ciegos, es natural. Me miro mal yo mismo, porque soy ciego.

Me miraba mal cuando metía 11 sesiones por semana, cuando me escaqueaba del curro todo lo que podía, cuando no fumaba, no bebía, encontraba mi sentido vital en meter el plato en series programadas conciendudamente en La Vallensana, cuando me dormía en cualquier sitio, cuano me hice la foto para la tarjeta de acceso a T. y me veía un careto cansado, amargado, estúpido.

Y me miro mal ahora, con el chupito de vodka (vaso ganso, chupito es un eufemismo), consultando el correo corporativo, contestando, fumando el enésimo cigarrillo del día, dudando si correr la Maraton, la Media de esta semana a trapo porque si la corro a trapo potaré porque mi cuerpo no quiere esa mierda.

Y esa mierda no sé si es el pulso alto durante aproximadamente hora y media, o toda esta mierda que me meto cada día en vasos de agua con 42 grados de alcohol, no sé cuantos miligramos de nicotina, alquitrán,…

No sé, me miro y no me gusta mucho ese careto. Ni el de antes, ni el de ahora.

Automutilación. El itinerario vital es una puta automutilación donde poco a poco nos vamos amputando una parte de nosotros mismos. Cojeo tras cada tirada larga, pero me la suda. Quiero ser princesa, no príncipe, princesa. Y no hacer nada en la vida. Follar descosida y multiorgásmicamente y poco más.

Cigarra, te educamos para ser hormiga, para que encontraras en el sufrimiento una forma de vida, de realización.

A las hormigas les puedes arrancar cada una de sus patitas que seguirá viviendo, mientras no le arranques la cabeza, la hormiguita hacendosa seguirá viviendo. Y si vivita y sin patitas la colocas en un hormiguero cualquiera  sus hacendosas compañeras la introducirán en el agujero común para luego papeársela.

Folla princesa. El inexorable tiempo te conduce al agujero.

Pero no soy una princesa.  Soy un tío, hetero -por cierto-, y tengo que de trabajar para de ganar el pan con el de sudor de mi de frente.

Y eso no me la suda.

Las dudas vitales nos dan cierto sentido. El mundo está lleno de pavos y pavas que no piensan. Eso está decididamente bien en el caso de ser princesa. Queridos subditos poneros todos en cola para comerme el coño. Y ser creativos, por favor, ser creativos.

Automutilación.

Un corazón que late demasiado deprisa demasiado tiempo se deteriora. Eso no es discutible.

Un hígado obligado obligado a sintetizar (o desintoxicar quizá) demasiado alcohol demasiado tiempo se deteriora. Eso tampoco se discute.

Un cerebro que registra, analiza y disecciona información contradictoria se colapsa.

O su puta madre.

¿Donde está el talento?  El talento eres tú, zorrona.

Pero me temo que el talento puede ser más doloroso que el ácido láctico cortando como el cristal la musculatura.

Imagino que debe ser así, que no lo sé, que yo soy un paria con alma de princesa yonkie, distinguidamente guarra, elegantemente puta.

Imagino que debe ser así, pero  últimamente el tipo que me mira en el espejo parece un poco más gilipollas y ya no me merece demasiada consideración lo que opina acerca de la mayor parte de las cosas.

Automutilación.

Buen post guerrero en el blog de Victor el de hoy.

No sé al resto de gente amateur con retos deportivos para esta primaver, pero en mi caso esta época de crisis pone un montón de cosas en un estado de relatividad absoluta, como una involución vital de tres pares de narices.

Me cuesta horrores encontrar hueco para meter los entrenos.

Como se pueda, pero sin agobios. Eso que comenta en el blog es un microcosmos más. Es como cuando alguien te adelanta en un atasco por el arcén y espera que llegado el momento alguien lo deje pasar.

Un lisshhhto que si lo dejas hace a los demás muy tontos.

Lo jodido debe ser estar en un lugar donde todos son un montón de lissshhhtos y aferrarse a hacer lo que aparentemente es coherente y justo y limpio y según como se mire, de tontos. No sé, pero me lo puedo imaginar. Sin vivirlo directamente lo he vivido más o menos de cerca.

En determinadas circunstancias yo, que soy mi puto juez, lo entiendo, lo disculpo y paso de  juzgarlo como algo chungo.  Y paso de juzgarlo como algo que deba generar culpa ninguna. No es mi guerra. Todo lo que diga acerca de, es gratuito. No soy un periodista cojo, impotente y gilipollas que necesite una mierda de portada acusica mientras se pone hasta el culo de cualquier medicamento de mierda que le funde el hígado, los riñones y el cerebro con la excusa de que le duele no sé qué coño. Un puto House, no soy. Un puto Jiménez Losantos, no soy. Un puto mierda que publica Operaciones Puerto a medias, no soy.

El otro día en ese templo moderno que es el Ikea un señor con su señora me pidió amablemente que le dejara pasar. Había unas colas horribles en la caja, y yo, mi mujer y mi hija empujábamos tres carros con artículos del templo de esos que luego hay que montar. Hicimos la cola que tocaba, la que había, la que no pudimos evitar, la que respetamos,…

Ví al pavo con su pava como iba caja por caja, pasando de las colas, buscando la cola propicia, hasta que decidió que la cola propicia era la del tipo con la mujer y la hija y los tres carros.

¿Me deja pasar que sólo llevo estó? Me preguntó con una sonrisa.

Y con una sonrisa le contesté: NO.

Me dio las gracias con una sonrisa y con una sonrisa le dije «de nada».

Se quedó detrás nuestro, a una distancia prudencial, comentando con su señora, imagino, cosas acerca de la educación. En ningún momento me devolvió la mirada. No digo que no tuviera cojones, que no los tenía. Digo que su estrategia de lishhto que nos quería hacer a todos los demás tontos -los que respetamos las colas- , no le funcionó ese día.

No me sorprendió que en su espera infructuosa y obligada por mi obstinación hablara de educación para que yo lo oyera. La idea que tienen los listos acerca de la educación que deben tener los tontos es algo que directamente no me interesa lo más mínimo.

Seguro que generalmente le funciona.  A los que nos recuerdan que debemos ser solidarios, ecológicos, esforzados generalmente les funciona.

A los que se empeñaron en enseñarnos que hay que poner la otra mejila, que hemos venido a este mundo a sufrir y que ya gozaremos en el paraiso siempre les ha funcionado de puta madre.

Lo triste de eso que comenta Victor en el post es la cantidad de payasos amateur con nombres y apellidos, con blogs más o menos con un número importante de seguidores, que hacen trampas para llegar a ningún sitio más alla de publicar sus hazañas en sus blogs prescindibles y creerse más o menos deportistas de un nivel ínfimo, pero mediático.

Esa gente me repugna.

Entiendo al gran Ulrich, al gran Basso, al gran Heras, gente pillada, confesa o no. Es su problema. Eran muy buenos sin esas ayudas, y fueron muy buenos con ellas. Su capacidad de sufrimiento, de superación, su coco, su condición están seguramente por encima de lo otro.

A los payasos mediáticos con pasta para pagarse sus dosis de EPO que les sirven para presumir ante un montón de tontos necesitados de retos de mierda, no es que no los entienda, es que no merecen etiquetarse a sí mismos como nada más que tramposos idiotas sin cojones.

Por mucho que la legión de felacionistas con lenguas y labios entrenados no cese, los payasos son eso, payasos.

Para mucha gente de mi generación el payaso era un héroe. LA FIGURA del circo. El hombre capaz de arrancar una sonrisa común liberadora. Se decía que detrás de la sonrisa pintada en la boca de payaso podía haber un hombre triste, con su drama interior y todo eso, y eso, precisamente lo hacía más heroico, más admirable, más valioso para la humanidad (toma ya!!!).

Estos neopayasos con el GGP por las nubes, con sus incipientes lesiones hepáticas que ya tendrán para siempre no me hacen ni puta gracia.

Y la culpa es, esta vez sí, de Zapatero y de esa otra clase de payasos mediáticos puestos hasta el culo de otro tipo de sustancias como el Hereu.

Puede que de aquí decenas de años, o de quizá cientos de megas cibernaúticas, Mataró Hell entre en la leyenda de un grupo considerable de gente. De momento, hay que reconocer que Mataró Hell se ha convertido en un recorrido mítico para un pequeño grupo de runners.

No me sorprende.

Pero francamente, no es mi caso.

Soy el puto pavo discordante. De buen rollo, pero de mí deberéis esperar la mayor parte de las veces que opine lo contrario. Aunque sólo sea por estar en contra. A no ser que seáis vosotros los que estéis en contra, que entonces yo ocuparé la posición contraria. Y así de manera recurrente, por los años de los años, las megas de las megas.

Un recorrido de leyenda. Rollo Stalin. Un pavo mítico, de leyenda. Rollo holocausto. Rollo sufre que eso curte.

Francamente no es mi rollo.

Pero año tras año, reto tras reto, tras decirme que no volveré, allí vuelvo.

Aunque, repito francamente no es mi rollo, y si repito es porque soy un pavo sujeto a una voluntad variable por no decir escasa, o quizá inexistente.

Ya no fumo porros, y a veces lo lamento. A veces me sentaban de puta madre. Me daban como una lucidez extraña, como de ver las cosas que no se ven con un ancho de banda nuevo. Hay sustancias que actúan como conos invertidos en dirección parte anchapartestrecha. Esto es, fijan nuestra mirada en un punto cada vez más pequeño, más ínfame. Lo cómodo son estas sustancias que fijan todo nuestro interés en un punto minúsculo de la realidad. Son cómodas para nosotros y son cómodas para los que nos mandan y nos explotan.

Hay sustancias que actúan como lo contrario un cono por el que se mira por la parte estrecha pero al que abandona la mirada por la parte ancha. Ese tipo de cono -de sustancias- no es cómodo. Puede ser inquietante porque la realidad es siempre demasiado dispersa, demasiado diversa. Y una realidad múltiple pone en duda cualquier conocimiento que creamos tener. Sobre todo ese conocimiento mínimo que tenemos de nosotros mismos.

El café tiene cafeina una sustancia que tiene una composición molecular similar a la cocaina, a la anfetamina, a la efredina. De hecho pertenecen a la misma familia. El café es un cono invertido. Lo grande lo hace chico, fija nuestra atención en lo inmediato -en lo que la convención momentánea ha dictado como inmediato-. Es cómodo, es social, es corporativo (no hay organización que no tenga máquina de café (de pago) a disposición de sus empleados, es rentable para muchas empresas.

La marihuana tiene THC. El THC no te pone eufórico, más bien te pone escéptico, abre tu mente y te hace valiente y vulnerable. Te hace voluntariamente estúpido. No es cómodo para nadie darse cuenta que no conoce, que si abres los oídos puedes escuchar tu tránsito intestinal continuamente, y el sonido de las hojas del otoño deslizándose por la acera aunque las ventanas estén cerradas.

La próxima vez que vuelva a Mataró Hell voy porrado, fijo.

Sobre todo para escucharme de verdad. Para dejar de preguntarme qué coño hago allí. Si estoy allí es por algo, y ese algo no explica sólo mi reto maratoniano, mi madrugón, la dureza extrema del entreno, la entrega relativa. Ese algo debe explicar algo de mi yo más profundo. Algo que igual es bueno o quizá todo lo contrario.

Iré absolutamente porrado pero sin alcohol y sin desayunar, y subiré esas cuestas reventando y no miraré el pulsómetro ni a su puta madre. Me miraré a mi mismo y me juzgaré sin ningún tipo de atenuante.

Igual así consigo que por primera vez después de un Hell no acabe enfermo. Igual así descubro que en realidad Mataró Hell se ha convertido en una metáfora de cierta parte de mi vida por la que simplemente he decidido dejar de luchar.

Necesito volver a abrir mi coco. Como se abre el motor gripado de un coche. Abrirlo por la mitad, ver los daños, y hacer lo que se pueda porque vuelva a funcionar con unos mínimos.

Llegar a casa es últimamente llegar a mí mismo.

Han acabado las cortas vacaciones de Navidad. Hace un par de días mi mujer me dijo que le entristeció llegar a casa y comprobar que no había nadie en ella. A mí me ha pasado hoy lo mismo. Porque llegar a casa con tus cosas del día a día, esas cosas horrorosas que no tienen nada que ver con nosotros mismos, esas cosas que nos alienan, que nos separan de nosotros mismos y de lo que verdad queremos, es algo que no mola.

La verdad es que no mola.

La felicidad es invisible, como la brisa cálida de la primavera, como el olor suave del cuerpo de tu pareja, como el sabor de algo agradable. Pero la felicidad se instala en uno sin que nos demos cuenta, nos llena sin molestarnos, nos hace estar sin darnos cuenta y se queda.

Y luego, por esas cosas de la vida que tiene la nómina, la hipoteca, el futuro de los hijos y los miedos a ser un puto paria, nos abandona.

Así que jode mucho llegar a casa, después de un día especialmente durillo, y encontrarse sin nadie dentro, sin el olor suave de la pareja, sin la brisilla del calor de la gente que la habita y no recuerdo qué más.

Un día durillo lleno de cosas que parecen hiperimportantes en un momento puntual, pero que en realidad, todos lo sabemos, son efímeras y en sentido estricto, ajenas, completamente ajenas «que tiene esto que ver contigo y conmigo -El Último de la Fila (Querida Milagros).

Cosas con una  fecha de caducidad inmediata inherente de manera asquerosamente explícita.

Pero curiosamente esas cosas efímeras y estúpidas ocupan la mayor parte de nuestra vida.  Esas cosas de la nómina ocupan mayoritariamente nuestra vida. Y en segundo lugar esas cosas que hemos comprado o queremos comprar con eso que se llama nómina.

Esta madrugada un terremoto en Haití ha dejado un montón de cadáveres, pero no me parece eso lo peor.  Gente que no tiene nada que pierde lo único que tiene, su casa, los olores suaves, la calida brisa, lo que nos sostiene …

El que se muere pierde su vida y ya no le importa, presumiblemente, nada.

El que queda sometido a la pérdida de todo lo poco que tenía, que es todo lo que tenía, se pierde sobre todo así mismo.

Eso debería ser una tragedia ¿no?.

Dejé las drogas, el alcohol, el sexo brutalmente intenso,… esto queda bien, me da un toque mítico, como de leyenda, pero en realidad es una puta mentira por muchos porros, cubatas o polvos que me haya metido eso no mehace si no igual a cualquiera que se haya metido, que haya follado con ganas,… 

Dejé mi onanismo cerebral narcisista. Pajillero de mí mismo. Asquerosillo pajillero de mi mismo. Yuppy de mierda que debería darse asco con sus trajes caros, sus accesorios de mierda,…

Veo al tontodelculo de turno cuando cae el sol con su bemeube en la autopista y sus gafas de sol de marca… y no lo entiendo. Que ha caido el sol, merluzo, que ya no se ve, quítate las gafas payaso y pienso. «Este pavo de tanto pajillearse consigo mismo se ha construido una imagen de sí mismo que tiene como elementos distintivos un bemeube, unas gafas de sol guais, un traje caro, y…» Y no sé qué coño más.

Y para liberarse de sus cosas clara y groseramente efímeras se viste de lo que le pone más para poder seguir pajilleándose de sí mismo. Esto es, de pavo ridículo que te cagas…

Y no importa.

Ese pavo es como yo lo era.

O como yo lo soy.

Dejé los trajes caros -y una mierda todavía tengo en el armario mis Armari, mis Antonio Miró,…- y compré zapas Nike, una Cervelo, y cosas así, y me hise triasleta, y me seguí masturbando conmigo mismo.

Y cuando te haces una paja, pues eso, es una paja.

Pero el sexo es necesario.

Y más cuando ves que la gente se muere por imperativo natural, más cuando sabes que a muchos de los que te rodean ya no se les pone dura, más cuando al nivel cavernario platónico la luz de una mala paja vale más que cualquier composición de un mediocre pianista de teclado de ordenador tejiendo ofertas, cartas, disculpas, trámites,…

A 4:2o por km. 15 km.

Mañana haré 20 km. Intentaré que sean al mismo ritmo. 

Respiro, vivo, soy.

Mi mujer está en casa. No tiene ni puta idea de cuanto la quiero.

Su brisa, su olor, su tozudez, su presencia,…

La Maratón (el maratón) es sin duda una prueba agónica, arrebatadamente agónica .

Agónico es un adjetivo que remite en un primer momento a fase terminal, a muerte, pero el origen etimológico de la palabra es griego. Y en griego antiguo agonía es lucha, combate. Por ahí la Maraton (el Maratón) es una prueba contra uno mismo, contra el cansancio, el discurrir del pensamiento contrario a la paliza física, al cierto sin sentido de estar yendo un poco a ningún sitio.

Por ahí la Maratón (el Maratón) es una prueba agónica. En nuestros burgueses y apalancados pensamientos del día a día la lucha comparte campo semántico con el conflicto y el conflicto en nuestro burgués e hipócrita día a día  es un concepto negativo.

 El conflicto, la guerra, la destrucción, la nada,… el miedo.

Pero la lucha es un principio atávico que explica porqué estamos en este mundo (no el para qué, que los  “paraqués”, cuestiones que por una razón estúpida que nada tiene que ver con la supervivencia, son cuestiones que nunca o casi nunca nos preguntamos). La lucha contra otros o contra nosotros mismos explica nuestra existencia como especie y por extensión extrema la existencia de los seres vivos. Si fuéramos una puta entidad tipo insecto (sin rollo peyorativo) no tendríamos otra esencia que la pura lucha simple de estar unos segundos más en este mundo.

Por primera vez encaré una competición deportiva sin ninguna expectativa. Pasara lo que pasara estar allí, en la salida, era un premio, un privilegio. 3000 participantes en Donosti desafiando el frío, la lluvia anunciada, cada uno, imagino con su porqué y su paraqué. Y yo con ellos pero a mi bola. No me importan las liebres, ni el tiempo, no quiero hacer cálculos. Lo siento pero no sé el tiempo que pasaré la media. Quiero que la cosa fluya, a un ritmo mayor o menor, pero que fluya.

Ahora siento que puedo encarar nuevos retos.

Las líneas blancas de la carretera son un aliado silencioso y fiel. Marcan el avance, más que cualquier otra cosa. La concentración es a veces un estado natural. Un estado de no ver mucho más que esas pequeñas cosas que nos permiten ser conscientes de donde estamos y qué estamos haciendo, pero el resto, el resto es un estado interior. La energía fluye si se busca. Somos pura energía y somos más resistentes y más tenaces de lo que a veces nos creemos. El dolor existe, lo sé. Fui durante un tiempo una persona anclada al dolor. El dolor es un estado físico que no hay que desconsiderar, pero incluso el dolor es manejable cuando la energía, el poder interior de cada uno de nosotros, fluye. En mis últimos km. de la Maratón encontré esa energía que hacía mucho que era incapaz de encontrar. Encontré algo tan estúpidamente maltratado por la contaminación cristiana y/o lotera como es la esperanza, ese estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. Se puede, se puede intentar y se puede lograr.

Sobre todo depende de uno mismo.

Y depende también de que los que tienes cerca, de los que quieres, aquellos que te aconsejan, que te siguen,  y de los que odias, aquellos que te preguntan porqué con cierto tono censor.

Con la edad mis sentimientos no han desaparecido, se han amortiguado, han perdido intensidad, pero han ganado constancia, presencia.

Ahora quiero de verdad a los míos, de la misma manera que odio con absoluta naturalidad a quien me jode.

Y no me arrepiento de lo primero, por supuesto, pero tampoco de lo segundo, faltaría más. Ambos bandos son necesarios para mi lucha de contrarios. Porque todavía respiro. Porque todavía soy capaz de pensar por mí mismo.

No sé porqué recordé versos de Blas de Otero de otro tiempo.

Rompe el mar
en el mar, como un himen inmenso,
mecen los árboles el silencio verde,
las estrellas crepitan, yo las oigo.

Sólo el hombre está sólo. Es que se sabe
vivo y mortal. Es que se siente huir
– ese río del tiempo hacia la muerte -.

Es que quiere quedar. Seguir siendo,
subir, a contramuerte, hasta lo eterno.
Le da miedo mirar. Cierra los ojos
para dormir el sueño de los vivos.

Versos de adolescencia, que nunca olvidé, de estudiante de Literatura que luego quizá pensó hacer de la lectura comentada de poemas y novelas su trabajo. Ahora sé porque el silencio es verde para Blas de Otero, como la hierba del Pais Vasco, y porqué, a veces,  el hombre está sólo y se sabe vivo y mortal, y se siente huir, y se siente en la agonía un poco a contra muerte.

Luchar es algo que no habría que dejar de hacer nunca. Luchamos porque estamos vivos. No hay lucha mayor que la que nos enfrenta a nosotros mismos. Y no hay rival mayor al que podamos conocer mejor.

Eres libre de elegir el canal de televisión que quieres ver esta noche, de elegir en el multisala la película que más te interesa, de sintonizar la emisora de radio que más te pone en el coche.

Eres libre de comprar el periódico que mejor te informa, de leer asintiendo aquello que mejor refleja lo que piensas de la actualidad. Eres libre de ejercer tu derecho de voto en la dirección que consideras más conveniente.

Pero debes de saber que el 80% de información que cualquier ciudadano del mundo puede encontrar en televisión, en prensa, en internet está en manos sólo de 7 empresas. Y esas mismas empresas son las dueñas de las emisoras de radio que pinchan la música que más te gusta, de las productoras de cine que ruedan las películas que te hacen soñar, sufrir, sentir.

Esas mismas empresas se encargan de las campañas políticas, hacen las fotos del candidato, crean y promueven la trama para luego denunciarla.

Eres libre de comprar ese pantalón y no otro. De tomar ese refresco, y no otro. De elegir ese desayuno bajo en calorías, y no otro. Pero debes de saber que el 80% de la publicidad que hay en el mundo acerca de ropa, refrescos, comidas bajas en calorías, está en manos de 7 empresas, sólo 7 grandes dueños.

Greenpeace es accionista de una petrolera.

Por el cuerpo, el alma y la mente de la Reina Sofía de España no corre ni una sola gota de sangre griega. Sus ocho apellidos familiares son alemanes.

La corporación que hay detrás de los eventos, la ropa, los accesorios, la idea,… IronMan tiene intereses múltiples en áreas tan diferentes como la energía, el medio ambiente, el deporte, la política, la sanidad,…

Eres libre para comprar ese coche, tomar ese atasco para ir al trabajo, tomar ese atasco el sábado por la tarde para comprar ese nuevo mueble, esas nuevas zapas, ese nuevo casco que no necesitas.

Eres libre de entrenar 11 o 14 sesiones por semana. Eres libre de madrugar o acostarte un poco más tarde para hacer 20 km corriendo en intervalos, 5 km. en la piscina o 9 horas de bicicleta. Eres libre para tejerte un calendario de entreno que apenas te deje tiempo para estar, al menos, contigo mismo. Eres libre de gastar toda tu energía en lo que te de la gana. Y de no dar explicaciones a nadie. Eres libre de ser libre.

Eres libre para hacernos creer que eres más de lo que eres. Eres libre de inventarte un personaje que nunca serás.  Eres libre de administrar tus tiempos, tus dorsales, tus capacidades que no son tales.

Eres libre de elegir tu Iron. Eres libre de pagarle a la organización 500 €. Eres libre de creer que cumples un sueño, de sentir que así te realizas, que has encontrado la vía para estar en paz contigo mismo, para redimirte de tus pecados cotidianos, para homenajear a los tuyos, aquellos que tienen el deber de comprenderte, apoyarte, soportarte, admirarte,… Eres libre de arrastrarte en la Maratón, de aligerar el paso cuando estás cerca de la gente que anima la carrera para luego volver a tu arrastre. Eres libre de sentirte un gran deportista por ello.

Eres libre de elegir tu tiempo, tus amigos, tus lecturas, tus aficiones, tu ocio, tu muñeca, tu desviación sexual, tu medicación, tu fruta del tiempo, tus orejeras, tu teléfono, tu casa, tu mujer, tus hijos, tu dios, tu madre, tu padre, tu sodomita, tu culotte, tus guantes, tus gafas, tus barritas o geles energéticos, tu hora de salida, tu día de la semana, tu día del mes, tu día D, tu sueño,…

Eres libre, pero corre, inscríbete ya, no se vaya a agotar, corre, págame, que gracias a nosotros realizas tu sueño.

¿Objetivos?

El objetivo es estar, seguir siguiendo.

Lo demás es tan secundario como circunstancial.

No hay nada más ridículo que tener objetivos que conducen a ninguna parte. Entrar en esa espiral extraña de contar las horas que nos pasamos encima de la bicicleta o nadando en una piscina solitaria para acabar no llegando a ningún sitio.

P. lo comentaba el otro día “Hapiness is the road”. Y el camino es estar, seguir siguiendo, ir de un sitio a otro sin aspirar a estar nunca a contranatura en el lugar equivocado.

Esto del Tri, del ciclismo, de las maratones… es bastante menos importante que la mayoría del resto de cosas de nuestra vida –en casi todos los casos-. Ocupan tiempo –claro-, mucho tiempo -por supuesto-. Nos ayudan a escaquearnos del curro, de la familia, de todo aquello que nos aliena –faltaría más-.

Para la mayoría es así. A no ser que el objetivo, que el tri, la maratón, la práctica sean una excusa para seguir vendiendo algo.

Pero incluso para estos tipos todas estas cosas un día u otro se acabarán, como se acaban la mayoría de las cosas de esta puta vida.

¿Objetivos?

Estar. Seguir siguiendo. Y vivir de manera más o menos coherente con uno mismo y en una contenida felicidad.

Ninguno de nosotros, acabemos las carreras que acabemos, en menos de 3 horas, en 9 horas o en 15 es un héroe, ni un tipo especial, ni nadie que merezca demasiada consideración que no sea por parte de los inmediatos.

Esas pequeñas glorias serán eso, pequeñas y efímeras, y en muchas ocasiones ridículas.

Ya que nos retratamos en la web con nombre y apellidos habrá que asumir que podemos ser juzgados, para bien, para mal o para todo lo contrario.

Objetivos 2009

Entrar en la historia de la nada con los kilos justos, la felicidad precisa, una capacidad de generar de forma natural esas sustancias que nos hacen sentirnos vivos y poco más.

Lo demás, los nuestros, los que se irán este año, los que vendrán, los que se fueron o vinieron,… todos esos ya son o fueron suyos.

Este post iba a mi antiguo blog. Este y otros que nunca publiqué.

Bueno, cosas que pasan.

O no.

Unos tontos que a sí mismos se llaman Triatletas se dedican a financiar de manera fraudulenta la FCT.

70 € por un carnet de mierda que uno debe imprimir, mal por cierto porque está mal editado en origen, en su impresora.

Así como el dorsal, y la placa de bicicleta, que por cierto, también, está tan chapuceramente realizada que cuando sea el momento de colgarla en la bici habrá que hacerlo en dos partes.

Unos tontos siguen manteniendo a la FCT. Entre esos tontos me encuentro. Nos amenazaron que si no se renovaba la licencia antes de mitad de marzo perderíamos el dorsal. Deben ir tan justos de pasta que, o pillaban ya, o no podían pagar las nóminas.

Y vamos los tontos y renovamos y mantenemos nuestro dorsal y número de licencia y nuestra bolsa con publicidad de esportíssim, y la obligación de imprimir en casa licencia, dorsal y placa. Los 70 € incluyen, el gorro, una bolsa de mierda, y el seguro que seguro que como se ha venido demostrando estos últimos años es una puta mierda.

Por cierto para estos tontos que somos todos los federados en esa insigne federación dirigida por D. Jesus Luis Andreu comentar que el apartado ZONA PRIVADA FEDERATS no cumple  LOPD con las consecuencias que este hecho aparentemente sin importancia puede tener sobre el federado y la propia Federació. Un ejemplo, cualquier persona que pueda pillar -y es relativamente fácil- el DNI de cualquier federado puede imprimir y hacer uso de su licencia en cualquier competición o simplemente ante el seguro que lo cubre.

Todavía recuerdo los comentarios que originaron en triatletas nada sospechosos de revolucionarios la organización que hizo la FCT de las primeras pruebas cortas de la temporada pasada. Lamentable, vergonzoso,… y las juezas dando la bulla por el gorro cuando la gente se saltaba la bolla, la mitad del recorrido en boxes,…

Unos tontos financiando una Federació que sencillamente está muy mal gestionada.

Tomado de http://www.elpais.com/ previo paso por uno de los foros más visitados de este pais -o debiera decir Estado-.

Tráfico reconoce que la sanción no se puede aplicar en bicicletas

Miguel Ángel Orodea monta en bici casi todos los fines de semana. Los sábados se levanta temprano en su casa de Majadahonda, prepara su equipo y recorre las carreteras y caminos de la sierra en busca de paisajes naturales. Suele hacerlo con un grupo de compañeros del club ciclista de Las Rozas. Lo que no imaginaba Orodea es que pudiera perder puntos del carné de conducir por hacer lo que más le gusta. La Guardia Civil le sancionó con 150 euros de multa y la retirada de cuatro puntos del carné de conducir por no hacer caso a unas indicaciones.

http://www.forodelguardiacivil.com/nuke/index.php

«Y si no hubiera tenido carné, ¿me hubieran quitado también los puntos?», se cuestiona Orodea. «O si hubiera ido con mi hijo, que no tiene permiso, ¿le hubieran quitado a él los puntos? Esto es absurdo», protesta.

El pasado 22 de julio pedaleaba junto a un par de amigos por un camino vecinal que une la carretera N-502 con San Esteban del Valle (Ávila). Descendían a ritmo pausado por el margen de la calzada procedente de El Arenal, donde habían tomado un tentempié. La marcha comenzó en el puerto del Pico, en la sierra de Gredos, a 1.300 metros de altura.

Sobre las 11.35 de aquella nublada mañana vislumbraron en el camino a un guardia civil que les hacía señales. Se acercaron hasta el lugar donde se encontraba el agente, que tenía su moto aparcada con las luces encendidas. «El camino está cortado. Se celebra un rally de coches y no pueden pasar. ¿No han visto el cartel que prohibía el paso por este camino?», les espetó el guardia civil. Los ciclistas aseguraron que no habían encontrado ningún cartel e insistieron al agente que les dejara pasar. Éste finalmente les permitió descender hasta San Esteban del Valle, un tramo de unos 3,9 kilómetros, pero con la condición de que lo hicieran a pie. Si le hacían caso, les llevaría cerca de una hora hacer el recorrido, mientras en bici tardarían unos seis minutos. «Andando y con las bicis cogidas de la mano», les insistió el guardia civil. La carrera aún no había comenzado y el coche del director de carrera no había terminado de inspeccionar el recorrido. Les quedaba una media hora.

Cuando Orodea y su compañero habían caminado unos pocos metros comprobaron que había mucha gente en la calzada caminando hacia el pueblo y apostados en los márgenes de la carretera para ver el rally. Entonces se cruzaron con el coche del director de carrera y le preguntaron si podían continuar en bici. «Tardaremos muy poco y se nos va a hacer tarde», señalaron. El responsable de la carrera les permitió continuar. El único requisito era que tenían que llegar al municipio antes de que el coche alcanzase la línea de salida. Y así lo hicieron.

Llegaron a San Esteban en menos de cinco minutos. Sudorosos se bajaron de la bici, cuando se les acercó otro guardia civil que procedió a multarlos por «no respetar las señales de los agentes que regulan la circulación».

Orodea se llevó una sorpresa cuando comprobó en la multa que la infracción implicaba la retirada de cuatro puntos del carné. «Entiendo la sanción económica, pero lo de los puntos es disparatado», indica el ciclista, que ha recurrido la denuncia pero aún no ha obtenido respuesta de la Dirección General de Tráfico.

Un portavoz de este organismo reconoce que no se pueden retirar puntos del carné por guiar vehículos que no requieren esa licencia y precisa que cuando la multa llegue a su instrucción se subsanará el fallo.

Yo no sé vosotros.

En el lugar del ciclista, hubiera hecho lo mismo que el ciclista.

En el lugar del guardia civil, hubiera hecho lo mismo que el guardia civil.

En el lugar de Lourditas hubiera enseñado el liguero.

Si fuera Mosso, hubiera llamado a mi jefe no sin antes ponermo chulito con el ciclista, la mujer del ciclista, el padre del torero y Carod Rovira.

¿Y si el implicado hubiera sido Angel Acebes?

Imposible, Angel Acebes es un tío OBEDIENTE entre otras muchas cosas.